sábado, 29 de enero de 2011

Después del que murió en la cama


‘Si, sí, sí… pero Franco murió en la cama’, esta respuesta de un periodista que seguro fue bueno en la Prensa del Movimiento, lo que se llamaba entonces así, a un veinteañero que quedaba boquiabierto, sin comprender del todo el ‘murió en la cama’, no podía más que destrozar toda la soflama que el joven había pergeñado sobre la lucha, la izquierda, las organizaciones internas del país. El joven era yo, el periodista aún es medianamente reputado y franco murió en mi primer año y medio de vida, pero eso ni me desautorizaba, ni me envalentonaba como a los socialistas del 87 ‘Contra Franco vivíamos mejor’, porque yo nací con las consecuencias.
Dicho esto, se lió hace una quincena de días en Túnez, país que he conocido por un conocido que en mi ciudad tiene un pub, y después en Egipto, que además de por las pirámides y las inscripciones lo conozco de que han ido dos parejas amigas allí a darse un paseo; se está liando parda porque la gente no quiere a sus dictadores que llevan unos 30 años en el poder… Si hace veinte días, osea, en la Noche de Reyes me pregunta alguien cómo se llama el presidente o dictador, o lo que sea, de cualquiera de estos dos sitios, yo no hubiera tenido respuesta ninguna. Mubarak, quizá, pero el otro… Bueno, pues Yemen, que es un sitio que también existe, con más pobreza que estos dos, también parece tomar camino de la revolución.
De Túnez, por mi amigo tengo alguna idea de cómo se vivía; de Egipto, por las dos parejas visitadoras tengo sólo idea de pobreza, y de Yemen, de Yemen no se nada más que los habitantes se llaman yemeníes, lo cual suena muy bonito.
No puedo valorar bien que un hombre con estudios universitarios se haya quemado a lo bonzo porque le atosigaban en su puesto ilegal de verduras la policía, y que una blogera universitaria con una cosa, un blog, vamos que se llamaba Tunizian Girl hayan provocado toda esta revolución.
Lo que se es que Obama, pasando por lo alto a Túnez, se dirige a Egipto pidiendo una pamplina diplomática: que sean buenos Mubarak y la población.
Me sorprende sobremanera que lo que un amigo llama en genérico y sin rigor -yo lo asumo porque me gusta como suena- ‘la morisma’ haya liado este jaleo, cuando en ellos no veíamos así -también en genérico- más que un atentado contra nuestra occidentalidad y nuestras libertades, y nuestro modo de vida laico. De tuniziam, de lo que más sabía, no me extraña porque mi amigo me contaba que todo era muy moderno y con cierto avance, de lo demás, no se… Mohamed VI viendo que puede venir una ola de anti… lo que sea, ha congelado en su Marruecos el precio del carburante y el de los productos básicos.
Yo no se si esto es una revelación de la pobreza sobre la tiranía. Yo solo se que en toda mi vida después de un vago dictador de España , que llenaba mi discurso sin complejos, me dio gusto ver caer sobre la nieve a Caucescu y su señora y detener a Husein y derrocar aquella estatua.
Hasta ahora me alegra que no haya habido intervencionismo internacional, estadounidense en particular, y que el ejército parezca en Túnez y Egipto que está de parte del pueblo, pero sobre todo que cuando se acabe esto, el pueblo, sus demócratas latentes, si es que los hubo o habrá o sea, los hay, sepan cómo componer un país; ahora bien, el peso de la religión y la tradición en aquellas latitudes me hace mirar con una esperanza cautiva, deseo que desde mi desconocimiento y la distancia me equivoque. Que acabe pronto el desmán y se rehagan los países en base a no se qué modelos. En verdad son dos mundos ignotos para mi que por la tele me da que están creyendo que el sufrimiento del hoy traerá un futuro mejor, ojalá se las compongan para eso, prometo ir a verlo.
P.D: no seré hipócrita, a lo mejor si no hubiera pasado nada también hubiera ido a verlo, pero el remate a quedado mejor así, verdad? Los territorios y sus designios no se deben a quienes vienen a verlos, a Dios Gracias, petenecen a los que los ven y viven por cojones. Mucha suerte.

viernes, 14 de enero de 2011

Viaje de vuelta


El armario sueco pillaba desde el maletero a la guantera, el resto de viajeros, dos, iban atrás, mirándome la nuca, supongo, volvíamos de lo que se llama echar un día fuera.
Loquillo siempre quiso ir a L.A., y el niño que conoció en una red de folleteo uno de los viajeros también, el muchacho está pensando en emprender viaje, no entendí bien los motivos, un encuentro de cuatro horas y pico, cuando su pretensión y la del otro viajero es otra que explicarse, no puede dar para más.
Este exordio viene a que el blog vuelve a tomar un tinte… pero no puedo refrenarlo, yo creo que nunca pensé seriamente emigrar, nunca tuve un motivo para irme, ni otro que me llamara. Con 19 un hombre nos propuso ir a una plataforma petrolera, no se si en Irak, y me pareció una locura, claro. Este inicio de año ha venido con la memoria en los idos y en los que se irán, yo mismo en mi trabajo les hice alguna mención sin pensar bien en ellos.
Tengo dos amigos y un primo fuera, lejos, tengo un amigo que vino de fuera y aquí está con su familia fundada; de fuera, digo fuera, fuera más de 2.000 km todos. Si alguna vez he pensado irme lo he pensado con la misma fuerza que suicidarme, así que no he hecho ninguna de las dos cosas.
Los motivos de un cambio deben ser importantes, de un cambio de ruptura. No hace un año otro amigo bloguero me estuvo hablando del vector que orienta esto, bajo su inteligencia, que es mucha, no puede tener más que dos trayectorias, un nuevo sistema de vida en un paraíso abandonado a una suerte de subsistir armónico (algo así entendí) o una oportunidad de trabajo tal que uno sacrifique todo para enriquecerse y volver hecho un Adan al paraíso que abandonó. Ninguno de los cuatro casos que he referido los veo en esta inteligente teoría del amigo bloguero.
Ahora bien, entiendo que si no he emigrado ni me he suicidado puede ser por cobardía, me estoy pensando, tanto que hasta me he autoproclamado impertinente, a qué dedico mi tiempo diario, estoy enervado me dicen amigos con la cuestión del tiempo y el cumplimiento de mis deseos, osea de cubrir mis necesidades y con ello parece que exijo que los demás se comporten como yo quiero, como yo pido, esto creo por otra parte que es parte del viaje común, cubrir nuestras expectativas, y ellos como yo sabemos que hace años que suspendí el reproche, sobre esto tengo que pensar si el camino es de ida o de vuelta.
El camino de vuelta del principio de este texto no fue incómodo pero si raro. Yo no espero con los brazos abiertos a ninguno de los que están fuera, si llegaran deberíamos reemprender la amistad el primismo y la convivencia, yo no veo hoy muy distinto al amigo inmigrado respecto al día que llegó, porque he visto sus progresiones. En el camino de ida, como en el de vuelta van unos y no otros con nosotros, el destino es el Itaca del poema, clarísimamente el camino, yo no me veo de vuelta de nada, pero si con el tiempo justo para la otra media vida, yo no me veo la nuca ni los ojos sin espejos, yo nunca soñé con oros ni paraísos, porque se que mi vida reempieza, por ejemplo con montar el mueble sueco. Lo puse hace nada aquí, Don Francisco, mi único profesor de pintura decía que los cuadros no se acaban, se dejan, pero la vida no es un cuadro ni una novela ni se acaba ni se deja, se pierde o se gasta, porque es eso, una continuidad. Me está entrando sensiblería, los Buena Fe cantaban en ese viaje ‘Que no hay razón como vivir y que alguien te quiera acompañar’. A la vuelta del viaje real no estaremos aquí para contarlo, pero el de este viajito de echar un día fuera te deja un motivo para mañana: tienes que montar un mueble sueco, un encuentro con un simpático muchacho que quiere ir a L. A y una conversación de amigos a tus espaldas.
A todos los que quieran volver nos reencontraremos, no pienso irme; mi impertinencia es quizá hija de mi responsabilidad, tendré que domeñarla, pero nunca echarme en el abandono, las aspiraciones no esperan en el andén, siempre están de viaje.

sábado, 1 de enero de 2011

Retrato de una efigie


Un vivísimo retrato de Camarón se debe a David Zafra, en él hay una grandiosa camisa blanca de la esperanza de España como en los fusilamientos de Goya, y junto a eso una cara en escorzo con expresividad sin límites. Habrá más cosas buenas en arte con Camarón, pero todo lo que se ha dedicado a reproducir el merchandaisign y la gitanería vulgar (escayolas y cabecitas de oro, y retratos de bar) es una patata-repelente.
Toda esta introducción viene a darme tregua para reconocer que me fui de ligero estando en Madrid y valorando que la novela de Montero Glez sobre el cantaor gitano más influyente y más icónico era oportunismo y poco más; cuando es un retrato vivífico de tres horas en el que el madrileño pone gestualidad al hombre a tres meses de morir, brillo matizado en los ojos, ensoñaciones drogadas, gestos gitanos como mirar y atusar la mano, alegría en el reencuentro con quienes le conocen, y una larga estancia, dentro de tres horas, en el cuarto de baño y no para cambiar un grifo. En poco más de dos cuadros de una obra de teatro Montero Glez ha reconstruido un mundo que nos devuelve viva y herida a la efigie con cara de tigre que si, se ha reproducido tanto y tan mal.
Yo, atenazado por la crisis ví una novelita en 117 páginas, con cuerpo de más de 17 puntos, y pensé enseguida que aquello no podía valer 18 euros, que el de ‘Sed de Champán’ y Marío Muchnik le habían echado un rostro al asunto de los sesenta años del cantaor de la Isla que no tenían nombre, y me equivoqué porque en arte uno no debe estar atenazado por nada. Ni el peso, ni la paja, ni el peso de la paja.
‘Pistolas y Cuchillos’ es un libro de encargo sin duda, y oportunista, y una obra de arte donde con sutileza se desliza un tiempo comprimido con parábola bíblica, porque Camarón fue un Dios si, y así lo sabía antes de ponerse a escribir este Montero Glez, y con ello no se ha acercado a la insolencia, pero tampoco ha tejido un laudato, la eficiencia y el efectismo son parte de la obra, luego si está tejida con sangre, es verdad, y todo eso se ha conseguido; mis disculpas presurosas por tener la cabeza enmarañada con chupachups de escayola que dicen son retratos de este mismo personaje. Ahora bien, la novela con todo no es barata, nadie dijo en verdad que el arte debía estar al alcance de los comedores de habas.