sábado, 13 de diciembre de 2014

hurto de fin de año

Quiero, si queda alguien por aquí, obsequiarles con las composiciones de otros. No hay nada así como dejar de mancharse si uno acaba el año limpio.
Comparto pues la 'Canción del Elegido' de Silvio que me acompaña en los tiempos del frío, es un himno raro que desde que la oí me enerva con su liturgia, evanescente si:
'siempre que se hace una historia 
se habla de un viejo de un niño o de si 
pero mi historia es difícil 
no voy ha hablarles de un hombre común 
haré la historia de un ser 
de otro mundo de un animal de galaxia 
es una historia que tiene que ver 
con el curso de la vía láctea 
es una historia enterrada 
es sobre un ser de la nada 

nació de una tormenta 
en el sol de una noche 
el penúltimo mes 
fue de planeta en planeta 
buscando agua potable 
quizás buscando la vida 
buscando la muerte 
eso nunca se sabe 
quizás buscando siluetas 
o algo semejante que fuera adorable 
o por lo menos querible besable amable 

el descubrió que las minas 
del rey salomón se 
hallaban en el cielo 
y no en el África ardiente 
como pensaba la gente 
pero las piedras son frías 
y le interesaban calor y alegría 
las joyas no tenían alma 
solo eran espejos colores brillantes 
y al fin bajo hacia la guerra... 
perdón quise decir a la tierra 

hubo la historia de un golpe 
sintió en su cabeza cristales molidos 
y comprendió que la guerra 
era la paz del futuro 
lo mas terrible se aprende enseguida 
y lo hermoso nos cuesta la vida 
la ultima vez lo vi irse 
entre humo y metralla 
contento y desnudo 

iba matando canallas 
con su cañón del futuro 
iba matando canallas 
con su cañón del futuro'
En los foros, como yo que soy yo solo sin foro, todo el mundo remarca el: 'lo más terrible se aprende enseguida, lo hermoso nos cuesta la vida'. Una forma de autoinculparnos. Pero en el mirar las túrdigas me reconforta más, por más social aunque no tenga la democracia del foro el: 'iba matando canallas, con su cañón de futuro'.
El otro regalo, para que no digan que cerramos pacatamente se debe a un chico de Huércal, el día que cumplía años ha escrito en Face una cosa que comparto sin remilgo alguno:
'Otro año mas. Invadido por el sindrome de peter pan, refugiandome de este invento de sociedad, en el cual, no comprendo lo mas minimo. Sigo sin comprender por que actualmente la gente tiene hijos, por que la gente se casa, por que se autocompromete a cuidar de un animal? Llego a casa despues de trabajar, y la soledad me desgarra de tal manera, que a veces me plantea estas preguntas. Tantas asignaturas, tantos examenes, tantos apuntes, tanto cursos, tantas preguntas y nadie me dio la respuesta. Solo he logrado saber que las matematicas no fallan, pero no aman.'. Se llama Jesús Pomedio.
Una última cosa: 'vivir es fácil con los ojos cerrados'. En el pub del Pepe olía a menta y por la carretara a palos quemaos. Los hombres nuevos quieren vaciar el esportón. Los años nuevos traen el fuego del calendario, de lo que ya me ocuparé. Las matemáticas no fallan y el año se va: 'la última vez lo vi irse, entre humo y metralla, contento y desnudo'. Es mentira, el año se va con todo el esportón lleno de arreos, si quieres vas y los tiras. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sin juicio

En mi misticismo ambulante da un salto siempre el poema del viejo uruguayo: ‘No te salves’, un salto de resorte, un sobresalto de ajustar el mentón y mover la mandíbula.
Resignarse a la crítica, constructiva si, negativa también, de psico-filosofía de azucarillo que diría aquel dura un arrugar el mensaje.  Resignarse, decía, a la autoridad o aprecio del que juzga puede ser mala cosa, pero en la línea confortable del nuevo pensamiento parece despreciable el ejercicio del juicio o la crítica.
Jesús ‘El Cristo’ dijo: ‘no juzguéis y no seréis juzgados’ y en la coctelera del salón de billar de Sabina que pronuncia ‘Buda, Cristo, Alá’ la gente ha tomado el combinado del de en medio a pies juntillas y firmes, no sé lo que habrán tomado de los otros.
El iluminado hizo una advertencia, y no dio un mandato. A riesgo de todo, y fuera de la institución ciega, se abalanza como necesariamente humano tomar posición ante el frente de batalla, defender la plaza y pactar el fin de la guerra. Todo ello con criterio.
El ‘No te salves’ del poeta que no podía llegar a diplomático fue un alarde cargado de verdad, pero no por eso defendible a ultranza.
La advertencia de El Maestro, tomada en sentencia moderna, era una pista para la defensa propia, no un dogma de fe.

Nos toca vivir entre la justicia y la venganza, cosas tan estrechamente humanas y divinas como la poesía. Épica o Pastoril, lo único que ahora los modernos quieren siempre recitar con una lira osea a sotovocce, es la diplomacia anestesiada, a la que nunca quiso llegar ningún buen poeta.

domingo, 13 de julio de 2014

La novena del pasado

Acabó haciendo el macaco-robótico, en una sintonía fuera del estilo que interpreta, pero como un lujo ostentoso de su vigencia y de su vitalidad. Cifuentes al que si yo escribiera la crónica de pensamiento hubiera bautizado como Carlos, no como Jesús, nos trasportó a lo que no llegamos a ser con sus coplas de una época, rían, veinte años atrás.
Hasta coreó alguien la crítica que el artista hacía a los gerentes siendo quizá un retratado con sorna, porque la música tiene eso: te pueden decir perro judío y tú corearla como quien masca un chicle. Nos presentábamos ante los mismos, tributándoles como en la novena década del siglo pasado pleitesías contorneantes por lo que tenían-tienen de música popular, sensibilidad y protesta.
Oímos en línea y nos movimos incluso, cuando otrora lo hicimos con menos mochila desfondada. Los miré a ellos y me miré a mi, y al hijo de Luis el Calafate al que no saludé por si no nos reconocíamos, y este que escribe coreó con fuerza ’Veinte de Abril’ y ‘Pero ya está bien’ o ‘El emigrante’, y el de la insumisión que me retrajo a mi declaración de objetor y a lo que aquel abogado puso en el papel, y ahí la furgoneta de Juan el Ché y los More largos.
Al irnos a sentar al quiosco bar en que mi padre con sus amigos y con mi edad se sentó también quizá medio siglo atrás, no pensé en esto ni en lo que habíamos envejecido, ni en lo que arroja el diario de cada uno en los últimos tres lustros, dejémoslo ahí; pero yo lo sabía y  llevaba implícita, la parte del mío. Y entre que vino la camarera y retiramos la silla para irnos pensé, únicamente, que las coplas del macaco-robótico habían vivido veinte años que no son nada, mucho mejor que nosotros… Y el macaco también.

A la vuelta en soledad, un técnico del ayuntamiento que fue aspirante a artista de culto del pop me espeta al paso: “¡Cómo ha estado la cita para nostálgicos!” y yo estuve por decirle: “Quién te ha visto y quién te ve”, pero solo me quedaba un cigarro para llegar a casa y este que les digo no fuma. Salían por el arco del sitio del evento el flautista y el percu y me paré un instante, si, por si salía el macaco para decirle: “vaya pacto con el diablo que debes haber hecho, hijo de la gran puta”, pero no salió, rumiaría en la última canción que gentes que se fueron a tomar algo donde lo hicieron sus padres medio siglo atrás, volverían con indigestión del presente inaudito. La novena década del siglo pasado no la puede vivir en reedición todo el mundo. Sólo los que bailan y se esfuman.

sábado, 31 de mayo de 2014

La Fundación

Se celebraba hace unos días la efemérides. Aquellos dos mirándose con languidez en la tele, aquel sello matrimonial del que han nacido dos niñas, una de ellas, la mayor, llamada a reinar en esto que se llama España.
Aquel mismo día cuatro locos, éramos cinco, nos juntábamos en la casa de la siempre predispuesta Lola para fundar una asociación cultural, debatíamos primero los objetivos, donde nos dejamos llevar algunos, yo como promotor también, sobre llegar a un público joven cuando ya teníamos la treintena. Replanteamos el trabajo y acertamos con el nombre, teníamos una ilusión compartida a la que el tiempo le daría pellizcos por un lado, girones por otro y pérdida en un tercer lugar.
Pero lo fundado aparte de las marcas corporales nos engrandeció el espíritu. Posibilitamos acceso general a conocimientos de personajes ilustres, a detalle de lugares singulares, a apreciación de nuestro patrimonio, a conocimiento de tradiciones y oficios, a difusión de la música, y a aprendizaje personal.
Mereció la pena aquella fundación, y que muriera después también, cuando los fundamentos para los que no habían pillado las secuelas de la paliza no tenían ni la misma enjundia ni estaban dispuestos a trabajarla con coherencia, también algunos de aquel acto fundacional. Seis años después de cuando los tórtolos “se miraban diciendo nos quedamos con esto” en la tele. Así que lo fundado se desfondó.
Rememorar no nos hace mejor el hoy, quizá uno quiere volver a recibir el aplauso callado que uno se reconoce a si mismo frente al ordenata y a veces frente al espejo.  Cuando aquello era un proyecto con presente, pasado y proyección, y acuden los plausos por unas palabricas más o menos bien confeccionadas, una injusticia.
‘De que callada manera’ le cantaban los trovadores al viejo poeta. Conocí en el camino hasta llegar a donde estoy a muchos hombres y mujeres que silentes laboraron cada día por una cosa para el común de los mortales, o para sus iguales, implicados en participar y aportar para el bien común, para el compartir, para el progresar.
No me dejé llevar como tantos otros por la escorrentía. Aún sabiendo que nuestras vidas son eso, los ríos que van a dar a la… Ahora ando donde no sé lo que se busca realmente y me estoy hartando.
Pero vuelvo al presente de mis aspiraciones que son muchos cuadrángulos de tela hilvanados entre ellos, si, pero cada uno de una pieza, si, compartimentados.

El trabajo, el otro afán de mi vida, me lleva de ronda por ese lugar que se llama Cabo de Gata, al revolver de una esquina salen las casas con sus medias escaleras de caracol, una perteneció a Pepe Guiaro. Con los ánimos intactos, cuando no arrastrábamos cierto desgaste, íbamos allí en verano a revisar en la casi primigenia organización a la que pertenecí, todos los miembros del colectivo. Aquellas palabras escritas y dichas detrás de la puerta donde mueren y nacen las escaleras de medio caracol dieron sus frutos. También la Fundación frente a la tele silente en Velefique. Pero me asalta, especialmente ahora, recordando lo más antiguo un ‘Fuímos’, entre la raíz de la frente y las cejas. Una conjugación del verbo ser que si: es agria y dulce. Un presente que pretende ser preclaro, la fórmula la sé, la sabemos: meter los pies en el charco. Fuímos, ¿recuerdas?