viernes, 3 de junio de 2011

Luz de cruce


El cabrón de Loquillo lo cantaba con una fuerza contundente, era parte del repertorio de adolescencia, en cinta, apenas un Vespino, la fuerza, la esperanza, el porvenir.
Luz de cruce para cuando vienen curvas, para cuando vienen de frente los acorazados, porque por lo demás casi nadie viene de frente, también para ver por dónde tiras.
No estamos bailando a medialuz, más melódico y más acurrúcame que tengo frío, no sabemos ni dónde estamos bailando. En un todo transitorio sin postre y sin ayer, se aprecian destellos antes de un viaje, unas aproximaciones a tientas, precisamos perpetuar un sí nuevo, un si claro, porque no está ni la luz que vacila y promete dejarnos a oscuras de Silvio. Hay una evidencia que no nos deja ver nada. A lo puesto, y aunque parezca lo mismo: luces cortas, que no son cosa de miedo, sino de amenaza y lentitud. Dicen que la marcha es lenta pero sigue siendo marcha. Itaca es el camino. La lírica es la bombilla del Gernica con los cuadrúpedos patas arriba. No tenemos un haz, tenemos un filamento y habrá de aprovecharse. Mañana amanece para mi a las cinco y media, casi por gusto, qué menos

1 comentario:

castelo dijo...

Me da la sensacion que luchamos por conseguir que los otros hagan, pero dejamos demasiado atras nuestro propio baile, nuestro proyecto, y cuando vamos a empezar a disfrutar se a acabado la música. Creo que es hora de coger una nueva canción y bailarla, bailarla, bailarla hasta que el cuerpo nos pida cambio.