La teleoperadora sudamericana saca su mantra al instante. Quiere culpabilizarme: “es por un acuerdo con el Medioambiente”. Responde a que le pido las facturas de mi teléfono móvil, que voilá llevo más de un año sin contabilizarlas como gasto para mi pago de impuestos porque no me encontraba la papeleta. Esto desde abril de 2014, sin avisar.
Piensen en mi desenfoque de empresario en potencia. Puede ser. Era hábito la luz, el agua las líneas de voz y datos. No me di por enterado excepto cuando en la cuenta bancaria miraba los cobros (gastos).
La estupidez que Orange le da como lección a sus teleoperadoras es tan ridícula tan asquerosa y deleznable que ahora si y lo siento la muy asquerosa quería conformarme con un acuerdo con… Señora el acuerdo será conmigo que soy su cliente ¿no?
La normativa, que no me se lo que dirá, pero Cajamar después de más de un año y pico poniendo en la parte trasera de los extractos una plumita decidió para conmigo lo mismo. En este caso no tenía despiste por el seguimiento mensual al dedillo de lo que me va quedando para vivir. Aún así les he pedido que repongan mi servicio de correo postal.
Sin ambages creo que esta concienciación de pronto de las compañías es una argucia para evitar costes sin bajar precios de servicio.
Entiendo, no soy tonto y me dedico a producir papel entintado y se que mucho es innecesario improductivo e inútil, que hay que contribuir en reducir el consumo de papel porque no vamos a ver ni los árboles ni el bosque. Pero si les contara la contaminación acústica, las ondas hercianas los protones, neutrones o lo que sea que he tenido que gastar, aparte para hacerme de las cuentas de gasto para cuadrar las cuentas del año se morían. Aunque ya se que con la telefonía móvil y sus desenfrenos poco les va a extrañar.
Todos los muy concienciados, los muy virtualizados podrán decir que soy un metódico antiguo, se lo admito. Pero esta reversión es una trampa.
Aparte queda a alguna organización que sigo perteneciendo que ha prescrito las circulares o misivas, cuando que yo sepa la norma dice que hay que comunicarlo a un domicilio particular conocido. Pero esto sería otro cantar.
No desvío más la cantata en renglones torcidos. Me han tocado los cojones, y no me sale de los mismos tener que aguantarme con un documento de pago virtual, o con un apunte donde yo deba desglosar la parte de consumo, terminal, impuestos. Porque para eso le pago a esa gentuza. Yo bastante tengo con lo mio.