En las cocinas no existe la soledad. Los objetos, los utensilios, las herramientas te hablan, te llaman como en las novelas del catalán. En las cocinas siempre hay algo que hacer, y por lo vivido, siempre se cuece algo. Yo pienso mejor ante la olla que sobre la almohada.
Para rematar la cena de un día alargado he sacado un yogurt que caducaría el tercer día del próximo año, creí que era el penúltimo pero era el último. No quedan más yogures y se acaba el año.
Quienes me conocen desde que casi no había fermentado saben que soy amigo íntimo de hacer un inventario del año el último día del mismo (ese para mi y para mis muertos) pero lo vivido y lo fabulado que va a venir para que yo lo viva me ha tirado al folio del blog.
Si no lo remedia nada traspasaré el tranco de 2016 en una ceremonia civil donde la gente se dará la paz de la misa ordinaria de forma laica. Quiero ver sus caras y las mías, como cuando te echa la mano el de alante en el banco parroquial.
En previsión he comprado papel higiénico -en previsión de los días que quedan para el próximo año-, aceite de girasol, azucarillos, mejillones, pan tostao en biscotes y yo que se, creo que tengo desodorante para un tiempo.
El grupo de wassap que se creó hace… años convocó para hoy unas cervecitas y he asistido a un encuentro impagable con los conocidos que están repartidos por España, y los que siendo vecinos venían de viaje. La conversación, tras risas, ha acabado en lo mismo, en la anécdota del mismo que hizo lo mismo una vez: mear en la puerta de la Catedral bajándose, con dos cojones de una actuación propia en el escenario que había en la misma plaza. Me se la historia de pe a pa desde el día que ocurrió.
La noche anterior cené lo que he tapeado hoy, jamón cocido, una cosa que yo… como una vez cada dos años, es un poner. Nos dieron en la cocina las tantas y acabé casi con el anís, pero no con el tabaco, porque donde se fabrica lo último que faltaba es que se agotaran las existencias.
He dicho que compré leche, lo hice buscando bien una que caduque en febrero próximo, a sabiendas que como desayuno casi siempre en la calle, tiraré más de medio litro, pero me agrada ser previsor.
Si el año pasado por vez primera pasé la nochevieja lejos de casa, este año por primera vez cenaré con los no consanguíneos estando cerca los otros.
Me dijo una vez un moro que todas las cuentas empiezan de cero, osea, digo yo en cristiano, que siempre hay una primera vez, si no te mueres antes claro, o si ni habías imaginado o pensado lo que tienes posibilidad de hacer.
¿Está todo en orden? No lo crean.
Acabo de preguntarle a un amigo, porque me lo ha puesto a huevo, que si va a dejar de quejarse. Me ha devuelto la pregunta sin más. La gente tiene estas cosas sobre el presente mientras que los yogures esperan tres días sin decir ni m’u en el frigo, los cartones de leche tienen largo recorrido, pero se que los superaré, mientras nosotros pensamos y hablamos constantemente, incluso solos. Es lo que nos diferencia.
Somos impulsivos amigos, especialmente para las compras, eso infolibre, pepanistan y la gaceta de los céntimos lo sabe muy bien. Pero cambiar de casa y de país nos cuesta mucho aunque tengamos la posibilidad y el dinero. También asumir que hemos cambiado de palabras (que son la primera parte de lo que viene ahora…) y de ideas, porque nos hace reexplicarnos y desituarnos. Somos así, ya lo escribió el sabihondo de Manuel Alcántara. Feliz 2016.