sábado, 2 de junio de 2018

El engüevao y una bandeja de pasteles

No tuve más remedio que ir a felicitar de urgencia al Boni. Me había dicho antes de Pascua de Navidad que en el próximo otoño Pedro Sánchez sería presidente del Gobierno “Es un quijote Castellano”. Ya le habían pasado todas las atrocidades en las elecciones, y en el partido, y después había ganado las primarias, rehaciéndose, pero lo que aventuraba mi amigo era insólito, inverosímil, descabellado, mas ha acertado ¡vaya unos cojones!. 
Más que filósofo, psicólogo, sociólogo… Es parapsicólogo el Boni, así que bebí vino buen rato con él, era la noche del jueves, y le dije que su ‘palabra hecha carne’ lo convertía en un semidiós, devolviéndome su sonrisa etrusca. 
Yo no contengo hoy ni euforia ni estoy cabizbajo, pero me ha parecido justo que echen a Mariano Rajoy Grey de la presidencia del Gobierno por todos los desmanes y mangazos de su partido, y por su connivencia como figura con ello, y que su formación política, la del plauso fácil, pase a la oposición y se vaya ahorrando ovaciones. Aún con eso no estoy en un contento de gran esperanza, no por el personaje que ocupa la presidencia desde hoy, al que el Rey ha estrechado la mano con poco ‘amor’, sino por la aritmética en que gobernará.
Sánchez en su periplo de los últimos dos años ha demostrado ser un Quijote, pero eso es una figura literaturia, y otra lo difícil que le va a resultar pilotar esto que se llama España hasta desembocar en elecciones que renovarán nuevamente el Parlamento y el Gobierno, lo que no tiene, estén seguros (por mucho que los desahuciados marraren) más valía que la tramitación que  ahora ha hecho a Sánchez presidente, pues esta democracia parlamentaria se rige por el voto delegado en los diputados.
La lógica de acoger los presupuestos aprobados hace unos días  era normal, si no se hubieran tumbado en el Senado, donde el PP es mayoría, y recibir con deseo todos los votos nacionalistas era también normal para conseguir el fin: pasar a la oposición al PP corrupto.
Hace bien también, a mi entender, de no dar ministerios a nadie de Podemos, debe jugársela él con su partido, que es quien ha dado el paso y ha conseguido los apoyos. 
Mi trabajo me hace volver a la Almadraba, a ver a Pepa, que siempre se me resiste verbalmente, y al final ‘claudica’ ante mi oferta, Pepa es una cocinera popular, tremenda, que las sardinas que quedan a la noche las asa y las mete en aceite para ponerlas al día siguiente, y con el pescaíto frito que también queda lo hierve y hace un rico escabeche. Conoce la cocina al dedillo, lleva su bar como una casa, en estas, para distraerla  le digo que qué le parece que Rajoy, visto que perdía su puesto, abandonara el Congreso,  y se fuera a un restaurant a comer a las dos y saliendo de él casi a las diez, menospreciando a los representantes en la más alta cámara de España y ella, que desconfía del  que hoy es nuevo presidente me dijo, con un acierto de madre “estaba engüevao”, dándome medio titular.
A Pedro Sánchez, en expresión hecha ‘no le arriendo las ganancias’.  Ha sido de pésimo gusto que no cambiara su agenda Susana Díaz para asistir al ascenso del compañero. 
No sé lo que va a hacer Pedro Sánchez, pero el simbolismo de ya hecho es un principio suficiente y necesario, incipiente. Hartos estamos, y estoy, de estas zarandajas de los últimos mil días de que todo sea ‘insólito’, pronunciamiento como un mantra demoniaco: estuvimos sin Gobierno electo y no pasó nada, se repitieron elecciones y no pasó nada (hablo solo de las cosas a nivel del conjunto del territorio español), lo insólito, que es aséptico al significar únicamente 'que no tiene precedentes' no quiere decir más que eso, pensar otra cosa es únicamente fruto del conservadurismo, donde no estoy.  No tan insólito pero si  macabro es una década de corruptelas con tanta gente del aparato metida dentro, un paroxismo en el gesto y en expiar las culpas porque las mayorías votantes no pasaban la factura aunque les restregaran mierda por la cara y se rieran encima, dándonos a entender a todos que lo que teníamos delante era una bandeja de pasteles.

domingo, 27 de mayo de 2018

Simulación e incongruencia


                                            Tenía los plantones para meterlos en tierra, 
                                            cuando llegó el huracán y todo se fue a la mierda.
Hay días en que la realidad aprieta. Y esto, que es un pasatiempo, lo dejo para después. La página vieja, en blanco puede amarillear y mimetizarse con la pared o el viejo tabaco de los naturalistas, pero la pulsión sigue, y aquí está. Pase lo que pase, mientras estemos vivos.
Hoy quien aprieta es el viento y aún así no me retrae, y es que en estos escasos primeros quince días de marzo tuvimos la gran manifestación feminista para gloria y regocijo de la ‘igualdad’ ‘real’, y en esas sé por un chico del gym que pretende ser guardia civil que la dueña de un pub de heavys-punkys, a la que ‘conozco’ de viejo, no contratará nunca para su negocio a una mujer, pues esto trae solo complicaciones por su condición fisiología, sus cambios de humor, se quedan embarazadas… y porque su traza psico-social hace que tenga más bajas que un hombre. Sin ningún empacho ni coma habla la señora, a la que a en su hermoso pub y con motivo de la semana de los fastos ‘feministas’, la plataforma organizadora le lleva una exposición fotográfica sobre la efeméride del ocho de marzo en su realidad de hoy. ¡Alucina, vecina! Quizá ella, de sobra conocida en esta ciudad, sólo habla a las claras sobre mujer y feminismo con aspirantes a picoleto.
En unos días de búsqueda popular y multitudinaria, en los parajes inhóspitos y tan apreciados del Parque Natural de Cabo de Gata, los cuerpos de seguridad que estaban por la zona haciendo un trabajo desesperado, hubieron de rescatar a un chaval que en una cueva de Rodalquilar se encontraba con un amigo. El primero  cayó herido mientras lo grababa el segundo, practicaban un deporte-divertimento que se llama parkour (que es más o menos: reptar y desplazarse por lugares oprimentes). El rescate del chaval, en medio de una búsqueda de un desaparecido, se ofreció en uno o dos medios públicos como que  el pobre accidentado estaba en la zona y entró en la cueva y arriesgó su vida por contribuir en la búsqueda del niño perdido. 
Yo mismo, para qué ir más lejos, fui a la manifestación feminista para encontrarme a unos amigos, consultarles una cosa y tomarnos unas cañas y entre tanto vi a muchos que creían que mi motivación era otra, el asunto mollar de la convocatoria.
Hacer una simulación no es salir de cuentas, no es que te cuadren las cuentas, es pretender un argumento para el paso siguiente. La incongruencia es otra cosa, ya saben, es haber querido pensar que uno estaba en lo cierto, según el momento. Y es que ya dije alguna vez, desde que lo aprendí, una cosa es el mapa y otra el territorio.
El viento se va a llevar todo y… Nada, lo han visto, reviste suficiente gravedad como para retirarnos la palabra, sólo cuando uno deguste como un insulto algo que atente a su dignidad, podrá ocurrir… Pero cada vez tenemos menos dignidad, por eso aunque sean de lejos: estos simulacros e incongruencias, que nos hacen más fluidos, más moldeables, más hombres (y mujeres) de nuestro tiempo, con fácil reposición (de reponernos a nosotros mismos) serán aperitivo o postre de cada día. Pero el viento tiene más razón que nosotros, más razones, llega un día, y se lleva los plantones y nos deja sin cosecha, él solito.


martes, 16 de enero de 2018

Testamento musical

En el concilio de todos quedó clara la aportación que había hecho al pueblo y a los hijos del pueblo. En el predio, donde se arrellana el cuestarrón,  comenzaron a darle el último adiós. En su refugio que albergaba, y alberga, la funda y el instrumento, las horas de ensayo, las ideas para elegir nuevas ‘partituras’…  Donde ahora yacía inerme, muchos desgranaron en palabras su amor y su figura de hombre; pero su testamento real se desveló a modo de ejemplo en la celebración religiosa, entre San Sebastián y San Antón, en el templo mudéjar con la cúpula moscovita, y en el discurrir de la comitiva de la casa a la casa de Dios.
Desde el cura concelebrante hasta el viejo José Antonio, decretaron lo que había sido su pasión, y su aportación, su ejemplo. Los instrumentistas de uniforme con sus piezas de charol, lloraban tras haber tocado la marcha fúnebre, y otras tristes, también lloraban los miembros del grupo de cuerda (del que al final José Antonio se levantó para dirigirse al pueblo), lloraban al recibir el cuerpo del compañero en caja, mientras tocaban una mazurca y el ave maría, también en la fila primera, y la segunda, y la tercera ocurría. Era un llanto espontáneo y concertado, con algún contrapunto, contralto, también llanto sincero.
El viejo Jose Antonio, conocedor de que por lógica él debería haber sido primero en esa partida, tuvo unas palabras sentidas donde detalló ‘la niebla’, ‘los proyectos juntos’ y por supuesto ‘la amistad’. También fue el primero en comulgar.
En el ambiente caluroso de la tarde, donde por vez primera aprecié cómo doblan las campanas a muerto, en el pueblo embarrancado entre peñascos, blanco como seis borrones de tipex, en donde un niño soñó con lo que había más allá, en donde la realidad se hizo melodía, en donde la afición encontró su acople, en donde las raíces reverdecieron y pudieron florecer, cuando el cortejo (acabada la ceremonia religiosa) seguía, y seguía con música hasta las puertas del edificio civil que se llama Ayuntamiento, donde se paró el séquito y sonó aún más fuerte la banda como despedida civil al hombre muerto, el hijo pequeño, de casi dos metros de alto,  como de hábito, en aquella tierra suya, llevaba al hombro el instrumento... y  entre las manos los centenares de ‘partituras’ encuadernadas con canutillo: El legado.
Conciliar el aire con una vibración y callar a los vivos es magia. Ilusionarse y persistir, y transmitir es perseverancia y ejemplo. La bruma, la niebla que dijo el viejo José Antonio, va viniendo después, llega con el tiempo. También la claridad, la recreación, creo. Nada de esto llega antes que la vivencia, que la ocurrencia, que lo acaecido, que el hecho cierto e irreversible.
En el tercer pueblo, el que tiene dos puentes, vi de frente -a la ida me quedó a la espalda- el restaurant donde me dijeron que le gustaba parar a comer. El espíritu alimenta la vida, contra la niebla quedan el libro de partituras, la funda, el instrumento, el rumor y el aire, también para la claridad que nos va a suceder. Dios bendiga a la música y sus hijos, los mejores artífices de la impermanencia. Los grandes memorialistas, los concordantes; los únicos artistas, o artesanos, que concitan el éxtasis, que es la verdadera celebración de la vida.

sábado, 6 de enero de 2018

LA CARTA

Queridos Reyes Magos. Este año nos hemos portado bien y pedimos estas cosas:
Para Manuel: Una game boy color y una moto truco radio control.
Para Cynthia: Una plancha para el pelo y 25 porta CD.
Para mi abuela: Lo que sea.
Para mi tía Estela: Lo que sea.
Para mi madre: Lo que sea.
Y por último mi tío Carlos: Lo que sea.
(Espero que a la niña Cyntia, que ponía por delante lo de su hermano Manuel, le llegara aquello aquella mañana de 6 de enero, y también a los adultos ese 'lo que sea'. Con esta carta real, nunca mejor dicho, acabo todo el repertorio navideño que les he ido ofreciendo. Me resta decir que desde 2002 esa misiva habita en un sitio privilegiado: El cajón de las cartillas del banco, las cartas de los amigos de veinte años atrás -y sus invitaciones de boda-, la sentencia de muerte de mi abuelo, y el libro de registro de la prole de mi bisabuelo: Luis Camacho Pérez. Que los Reyes os sean tan generosos como hayáis sido y a mi, que no me olviden. Feliz Noche).