jueves, 16 de septiembre de 2010

Veraneo



A Fernando García Tola, qué buen verano me hizo pasar cuando estaban más vivos él y El Mundo, y yo era un meritorio en un Vespino.

Mi obrerismo secular se va a acabar. Nunca tuve pueblo, ni abuelos con casa-cortijo, sí titos con apartamentos, pero jamás me invitaron para más de una comida. Así que este verano, a mis treinta y casi diez decidí veranear. Tenía claro el sitio y casi el tiempo, no es que el bolsillo no diera para un viajito, pero es que quería ir a lo consabido a hacer lo predispuesto, y así me planté en Las Negras un 29 de agosto, el pasado, jajajajaj.
Las Negras tiene una playa donde hay más perros que niños, porque es una mala playa, con loscos y esperas (rocas extendidas a lo ancho que forman remolinos y te impiden sobresaltarlas), en Las Negras también hay hippies de nuevo cuño y gente de allí de toda la vida, y pescadores o hijos de pescadores del Puerto que se sacuden allí las pulgas. También se cruzan madrileños y catalanes, y en los últimos días ingleses. Los barqueros esperaban a los franceses. Total, Las Negras tiene un público medio de verano que está en mi edad, y seguro que por eso estuve yo.
Mi pretensión veraneando, y no viajando, era triple: pintar, escribir un asunto atrasado y ponerme moreno. Ahora resulta que el moreno ha sido menos, las otras dos cosas las he cumplido digámoslo así. El veraneo frente al tour tiene tres cosas: rutina, super y matauras. Al final acabas saludando a alguien. En conclusión adaptas el lugar a ti y no hay sorpresas excesivas. Es un relajo si resulta medio bien.
A mis dos acompañantes de media estancia les sorprendió que tres chiquillos vendieran cosas en una esquina de la calle más transitada (una callejuela) y los municipales no les dijeran nada, explotación infantil jajajaj, a mi me llamó la atención que hubiera más barqueros que pescadores y descubrir al final que el bar de hábito para las noches -te y una cenita- tenga sólo licencia de quiosco de helados con una carta de más de cuarenta platos.
La Negras es un lugar autorregulado y autogestionario, y un amigo me dice que mucho Levante es así. Mientras no haya conflicto se deja vivir y se hace la vista gorda o sea no se inventa un conflicto con un decretoleydebajolbrazo, que hay que ser capullo para hacer lo contrario. Así que me da que la gente vive allí bien, o está bien durante el verano.
Me moví poco: un bañito de mañana, otro de tarde, las actividades ya dichas repartidas, una escapada a Almería y unas saliditas a Rodalquilar, Los Escullos y San José. Escuché flamenco de un flamenco amigo, y tuve flamenco en el apartamento y en el Paseo Marítimo d una tacada la misma tarde-noche, conversaciones frente al oleaje, copita de media tarde, periódicos y telediario, así que no me sentí nada extraño.
El pequeño pueblo, la parte baja -la otra se está remontando-, tiene una traza de mediolaberinto que hace que en el momento más inesperado y desde cualquier sitio te aparezca uno, un grupito, un perro, un niño corriendo; entre las barcas ancladas pasa igual: tu estás tirado en tu toalla y dices: ‘de dónde habrán salido estos’, y estos se van por un sitio que no tienes cojones de adivinar dónde habrán acabado. Las Negras, por mucho cartel de se alquila, te da en la nariz que no tiene capacidad para tanta gente distinta como has visto, y si, algunos es que van de paso para San Pedro, pero tantos… Yo no fui al idilio de la cala que maravilla, queda pendiente, pero tuve bastante sol y buenas vistas. Visitas y convivencia pacífica. Así que no esperaba más, el día doce arranqué el Sara y me puse aquí, en mi keli: llegué más gordo y sin barba, traía el trabajo hecho y ganas de follar. Se cumplió todo.
DOS FINALES
Por un camino, que sí, serpea, van rodando Tito, Javi y El Piraña. Pancho está currando. Chanquete no ha muerto.
Junto al quitamiedos Hasan da zancadas a los pedales, los invernaderos tienen los plásticos nuevos y ha acabado el Ramadam, la Orbea no ha muerto.
UN REGALO:
Un muñón esponjiforme,
avanza al mar,
detiene al hombre que abocado:
a la arenisca, el pedregal, la orilla, la barquilla…
ve una sombra desgarbada ante su mal.

Las casas blanqueadas,
sus palmeras: empuñaduras de espadas desflecadas
no avisan que hay un cerro almagre y dorado
ni encantos de carne y de sal.

Las Negras, en su nombre de evidencias y misterio,
rompiendo las olas frente a un cerro: no te promete nada.
Lo mismo que ningún blanco o ningún negro.
Allí es levante y tienen bajamar.
¡Que Dios te ampare!

2 comentarios:

castelo dijo...

Y cuerpos desnudos al sol que cambiaban el paisaje, no solo habia arena y rocas, tambien paleta pata negra, mas de un hermoso culo y como no, el moro, ¿Qué seria de Almeria sin los morubes?, otra historia seguro, otra historia. De lujo, lo pase, de lujo lo vivi.

Ébanen dijo...

Siempre tube la esperanza de tu regreso...
Celebro ésta entrada, de las mejores!
Un beso amigo!.