jueves, 25 de noviembre de 2010

El hambre trae codicia


La situación creó el querer salir de la situación. Un amigo, en la línea de la ciencia asegura que la ‘singularidad’ no vale para nada. En la línea del arte esa es la base, pero mi amigo se ha pasado del arte a la universalidad y eso sólo puede ser primario y paliativo. El arte es caprichoso y curativo, por eso sigue valiéndose de la singularidad.
Pero en este marasmo de ruina, de poner en su sitio que el arte es una cosa innecesaria y prescindible (también el presupuesto para ciencia, eh), algunos artistas que hicieron ascos a la pequeña enjundia de los ofrecimientos de hace una década para su alto ego, van hoy a reunirse con un cortajamón, con un vendedor de cocacolas o con cualquier miserable portero lituano (lituano no es un ejemplo, son la mayoría de los porteros). Dedicarse al arte, para tiempos de no aplicarse en otra cosa tiene consigo esta cuestión, cuando llegan unos días con hambre física uno vende lo que antes era un diamante por cualquier cosa. Yo no creo en los artistas puros, creo en los extravagantes y ruinosos, miserables auténticos; y en los elegantes y dispersos, ricos incontinentes… y también en los artistas automedicados, osea, los artesanos, dignos y profesionales. No se puede tener codicia con hambre, eso sólo sirve para hacer el ridículo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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