viernes, 14 de enero de 2011

Viaje de vuelta


El armario sueco pillaba desde el maletero a la guantera, el resto de viajeros, dos, iban atrás, mirándome la nuca, supongo, volvíamos de lo que se llama echar un día fuera.
Loquillo siempre quiso ir a L.A., y el niño que conoció en una red de folleteo uno de los viajeros también, el muchacho está pensando en emprender viaje, no entendí bien los motivos, un encuentro de cuatro horas y pico, cuando su pretensión y la del otro viajero es otra que explicarse, no puede dar para más.
Este exordio viene a que el blog vuelve a tomar un tinte… pero no puedo refrenarlo, yo creo que nunca pensé seriamente emigrar, nunca tuve un motivo para irme, ni otro que me llamara. Con 19 un hombre nos propuso ir a una plataforma petrolera, no se si en Irak, y me pareció una locura, claro. Este inicio de año ha venido con la memoria en los idos y en los que se irán, yo mismo en mi trabajo les hice alguna mención sin pensar bien en ellos.
Tengo dos amigos y un primo fuera, lejos, tengo un amigo que vino de fuera y aquí está con su familia fundada; de fuera, digo fuera, fuera más de 2.000 km todos. Si alguna vez he pensado irme lo he pensado con la misma fuerza que suicidarme, así que no he hecho ninguna de las dos cosas.
Los motivos de un cambio deben ser importantes, de un cambio de ruptura. No hace un año otro amigo bloguero me estuvo hablando del vector que orienta esto, bajo su inteligencia, que es mucha, no puede tener más que dos trayectorias, un nuevo sistema de vida en un paraíso abandonado a una suerte de subsistir armónico (algo así entendí) o una oportunidad de trabajo tal que uno sacrifique todo para enriquecerse y volver hecho un Adan al paraíso que abandonó. Ninguno de los cuatro casos que he referido los veo en esta inteligente teoría del amigo bloguero.
Ahora bien, entiendo que si no he emigrado ni me he suicidado puede ser por cobardía, me estoy pensando, tanto que hasta me he autoproclamado impertinente, a qué dedico mi tiempo diario, estoy enervado me dicen amigos con la cuestión del tiempo y el cumplimiento de mis deseos, osea de cubrir mis necesidades y con ello parece que exijo que los demás se comporten como yo quiero, como yo pido, esto creo por otra parte que es parte del viaje común, cubrir nuestras expectativas, y ellos como yo sabemos que hace años que suspendí el reproche, sobre esto tengo que pensar si el camino es de ida o de vuelta.
El camino de vuelta del principio de este texto no fue incómodo pero si raro. Yo no espero con los brazos abiertos a ninguno de los que están fuera, si llegaran deberíamos reemprender la amistad el primismo y la convivencia, yo no veo hoy muy distinto al amigo inmigrado respecto al día que llegó, porque he visto sus progresiones. En el camino de ida, como en el de vuelta van unos y no otros con nosotros, el destino es el Itaca del poema, clarísimamente el camino, yo no me veo de vuelta de nada, pero si con el tiempo justo para la otra media vida, yo no me veo la nuca ni los ojos sin espejos, yo nunca soñé con oros ni paraísos, porque se que mi vida reempieza, por ejemplo con montar el mueble sueco. Lo puse hace nada aquí, Don Francisco, mi único profesor de pintura decía que los cuadros no se acaban, se dejan, pero la vida no es un cuadro ni una novela ni se acaba ni se deja, se pierde o se gasta, porque es eso, una continuidad. Me está entrando sensiblería, los Buena Fe cantaban en ese viaje ‘Que no hay razón como vivir y que alguien te quiera acompañar’. A la vuelta del viaje real no estaremos aquí para contarlo, pero el de este viajito de echar un día fuera te deja un motivo para mañana: tienes que montar un mueble sueco, un encuentro con un simpático muchacho que quiere ir a L. A y una conversación de amigos a tus espaldas.
A todos los que quieran volver nos reencontraremos, no pienso irme; mi impertinencia es quizá hija de mi responsabilidad, tendré que domeñarla, pero nunca echarme en el abandono, las aspiraciones no esperan en el andén, siempre están de viaje.

3 comentarios:

castelo dijo...

Y asi transcurren las etapas de la vida, en viajes, algunos consentidos, que no significa con sentido, otros casi a la fuerza o al dejarse llevar, los que mas me gustan, los viajes impertinentes, esos que vas a por una cosa y te traes otra, o por lo menos, otras. y de este viaje no solo me traje un buen dia de asueto, una aspiración a viajar más allá de la realidad, sino tambien, la esperanza de que se sigue viajando. Me gustó mirarte la nuca, en la proxima te miraré el culo que tambien se encuentra en la trasera, donde viajé.

Ébanen dijo...

Sabes? muchas veces me he sorprendido pensando porqué me gusta viajar, porqué me obligo a un asueto, lejos, lo más lejos que me deje una tarde, o un rato... porqué? aún no acierto con una sentencia definitiva, pero sí que sé que siento un halo de libertad, un reposo del tiempo mordaz y sobre todo un desliz con las opresiones cotidianas... sabes? nosotros que tanto nos amamos nunca hemos viajado juntos, lo sabías? (y no vale lo de Bruselas, bonico!)

Luis G. Yepes dijo...

Usted siempre tiene impedimentos.