jueves, 12 de septiembre de 2013

Mis padres no se querían

Mis padres no se querían, coincidieron, no fue una conclusión o si,  sino parte de la terapia para saber las causas de sus males, entre ellos el de amores.
Me lo confiaron con firmeza, con esa rotundidad que ni trasfiere cabreo, ni sequedad, sino algo así como conescendencia mezclada con cierta lástima.
Me lo dijeron porque nos une esa hermandad que se llama amistad, y porque la trama de la terapia psicológica urga en estas cosas propias de la infancia y saca esa verdad pasmosa con ellos adultos y el padre muerto. Saber eso les hará mejores, y sobre todo conscientas de cómo fueron sus padres en plural.
Le dedico estas palabras al hecho, más que a ellos porque ha sido muy cercano en el tiempo el descubrimiento de ambos, y coincidente en el medio: la terapia psicológica o traspersonal de las que han sido objeto, ambos, distintos, conocidos pero no allegados entre si. Con sustancial diferencia de edad, y generaciones muy dispares las de sus padres. Es muy curioso que el camino a la resolución de sus males les haya dado una pauta igual en el inicio de sus caminos 'mis padres no se querían', idénticas palabras ante mi.
Yo no he pensado, no tengo los medios quizá, no he llegado a saber si mis progenitores s querían, con todo el entramado de cuerdas sonantes y asonantes que esto debe tener., pero el hallazgo de mis amigos, mediados por un profesional y un sistema me ha sorprendido, pensar que si en mi vida llegara a esa conclusión me parecería terrible es una mentira, yo no soy ellos, me parecería triste solamente.
Explicar el amor es harto difícil, dicen, me transfieren ellos dos que es el secreto de la felicidad; ese asunto mollar les llevó a deducir eaquello otro en unos que no son ellos pero que les han constituido, quizá también ellos han encontrado en esa consulta profesional el camino de la felicidad. Me alegro.
'Mis padres no se querían'. Al final de los días uno se imagina el anuncio de Fabada Litoral, con él y ella en un spot de veinte segundos. Muertos ellos, vivas ellas, mis cercanos han sacado en el diván que el ausente y la presente tenían los días torcidos y no llegaron ni al notario ni al juez, ni al psicólogo tampoco, viéndose hoy los descubridores, huérfanos como fruto de ese amor.
En el camino de los días alguien pensó que se debía tirar para adelante, la gran trampa, el bálsamo lo ponía La Jurado tirada en su camastro 'si amanece y ves...', o en el coche al volver de casa de los titos. Tirar para adelante por no destrozarnos del todo. Hoy un extraño les saca a los hijos de agobio el mensaje que, si, les pertenece. Si en el plato lleno había una cucharada amarga, no era para vaciar el plano en el water, pensarían los hombres que conducían y las mujeres que cantaban.
La madre mía, con la que viajaré en breve a los lugares comunes del que fue su hombre y ella misma, con cuatro  hijos y cierta juventud pensó más de una vez, esto lo ha dicho ella, dejar la llave colgada y emprender viaje de retorno a la casa donde se crió. Incluso con esto, no puedo asegurar lo que si mis amigos, y si un día me siento en el diván y se deshilacha por ahí la almoada, creo que no me levantaré con sus caras de sorpresa.
Me gustaría por ellos volver a empezar. Por los que no se querían.

4 comentarios:

castelo dijo...

Quererse? Encapricharse? Enamorarse? Creo que las miles de historias que fracasan una vez prometido amor eterno ante testigos o ante Dios, es la respuesta correcta, antes era dejarse llevar, ahora la velocidad de quererlo aquí y ahora. Cada etapa de la historia ha tenido los argumentos para seguir haciéndose la misma pregunta .¿el amor existe? Quien marca el inicio y porque le ponemos fin de sentimiento caducado?.

Ébanen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ébanen dijo...

Creo que el ápice sería el siguiente: "No me sentí querido lo suficiente, es algo que yo no tenía presente, más bien pensaba lo contrario; fundamentalmente porque en la mente de niño no se reconoce el no ser amado. Pero a los años, cometiendo los mismos errores disfrazados de distintas situaciones y personas, pero los mismos errores, supongo que trasciende con las herramientas adecuadas esa emoción. No se querían es correlativo a no me sentí lo suficientemente querido, y por ello mis errores actuales al intentar buscar amor de infancia cuando ya no somos niños."
De todos modos estoy seguro que tan sólo llevar a la consciencia tal rotundidad ya produce el perdón en ellos -dado que ellos nunca son totalmente conscientes del daño- y la serenidad en uno mismo.
Y mucho me temo, que bien escudriñado, todos y cada uno de nosotros podría decir algo parecido, tan sólo que igual aún no es el momento de descubrirlo, amado amigo.

Luis G. Yepes dijo...

Tremenda desgracia de pasado y desgraciada esperanza de futuro si esto es así. La gran mentira si se perpetúa, se sonstiene y se promulga.