Reír el comentario o enervarse contra él no tiene más misterio que en el sitio en el que estemos colocados. Que no es un misterio. Los años me han hecho alarmarme menos, lo que no se a ciencia cierta si es un avance de profundidad o un chiste de Quino puesto en la voz de Mafalda. Más lo primero, quiero creer.
El chiste de Mafalda es el de cambiar el mundo antes de que el mundo te cambie a ti, por si no nos habíamos dado a entender.
Acaba la serie que se ubica en Almería con un ‘llama a tu madre’ que intenta culpabilizarme, no se qué cojones anuncian: “llama a tu madre antes de que sea demasiado tarde”, pero anuncia algo, no se equivoquen.
En o Facebook la hermana de un amigo coloca un mensaje que tomo como personal hasta el final; “no le des a me gusta, solo copiar y pegar”. Es por los que lo pasan mal, mal no se de qué lo pasan mal.
Voy a arriesgarme. Un profesor al que respetaba decía de Blasco Ibáñez que le gustaban los desheredados y las clases populares porque les hacían gracia, osea tenían la atracción, él era un burgués con condescendencia. No había cogido nunca a Blasco Ibáñez excepto con ‘Cañas y Barro’ que no la acabé. Había un personaje el del jipijapa (sombrero de paja) que podría encarnar esto.
Hablando con un profesor tocado del ala sobre el final del 20D, el final es el 20 de enero, tontoneamos sobre lo que pueda pasar. Este mismo día de hoy, llovido y todo he visto a uno cogiendo colillas, los días que no llueve veo a más. Cuando el Noi, mi tíoabuelo, ya jubilado me hablaba de esa escena en la inmediata postguerra civil española me parecía insólito. En esos días habíamos puesto ya el teléfono en casa, me contaba aquello mientras apuraba unos cigarrillos ‘IDEALES’.
La otra madrugada, mientras corría poco para recogerme tras tres copas vi a un chico que cruzó la carretera Cabo de Gata, salía de la calle de un conocido bar, arrastraba, a las cuatro y algo de la madrugada, un carrillo con una garrafa de surtidor de oficina. Paré, bajé al Marítimo y lo vi en su somnolencia llenar de la fuente lavapiés y bebeperros la anatómica garrafa, endosarla al carro y tirar para casa, todo mientras yo apuraba un cigarrillo.
El Noi era el único que llevaba razón, después de fumar colillas él mismo compraba esos cigarros que llamaban popularmente ‘caldo de gallina’, ya jubilado y sordo. El resto somos novelistas valencianos metidos a políticos. Nos hace gracia el escalón inferior y nos permitimos profetizar sobre el 20D y reproducir mensajes de Facebook porque no nos ha llovido, ni nos han cortado el agua. Si no seríamos uno solo cuando escampara buscándonos a nosotros mismos. Por los que lo pasan mal. ¡Vaya ud a la mierda!