Este domingo lo entierran en Santiago, yo estaré donde
reforman la constitución (el Senado a si o no), donde estará Mosiés con sus
pelos de rasta a punto quizá de tirarme las tablas a la cara. Este domingo
entierran un ataúd ridículo que contiene el polvo de las uñas a la barba de
Fidel Castro Ruz. Sí el estadista, el mandatario, el dictador, el
revolucionario, el comandante en jefe al que no le salió la revolución de toda
la Latino América que soñaba, pero que le ha valido la paternidad de varios
sucesores.
No quiero hacer juicio a la historia o política, solo de
liturgia. Si a mi me hubieran encargado
el sepelio, hubiera puesto al finado de cuerpo presente, con la cara
descubierta en la Plaza de la Revolución de la Habana, se acabó. Pero a cara
descubierta. Todo lo que se está haciendo indica que la gente precisaba la
efigie final, pero quizá el estado corpóreo, por no morir el mismo día que zarpó el Granma a la isla, puede ser uno de los visillos enturbiados, de las
coincidencias históricas promovidas, en
España se sabe de eso.
En fin, quería decirles que este hombre apuesto,
imponente, como pocos, de talla (física, sí) que es un tremendo beneficio para el cargo, siempre y cuando no haga desgarbar
y caer en tontarrón -lo que se ha
repetido a favor en coetáneos como Juan Carlos Rey de España, Helmut Kohl,
Bettino Craxi, Darío Fo, Bergoglio (a ver si me recibe), Rafael Correa…-, queda
tremendamente ridiculizado en ese portaviático de comunión revolucionaria que
recorre la isla. Lo siento por él. La
simbología empequeñece de veras a la grandilocuencia de las manifestaciones de
dentro y más adentro: unas palabras espontáneas de una niña, repensadas de un
hermano, remarcadas de un hijastro venezolano, no saben igual ante un piano de
cola que ante un tecladillo cassio, y una vida, y una obra, ha quedado en eso.
Ridículo.
1 comentario:
La historia juzgará, el pueblo dará opinión, pero lo más importante, enterrado el muerto, que se hace y quien se ocupará de los vivos. Cuba Libre?
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