sábado, 16 de junio de 2012

Gestionar el pasado

Cuando le anuncié quién era y el cargo que ya ostentaba contestó “ah si, aquella gorda que era cocainómana”, y me dejó de piedra, sobre esos particulares yo había pensado, y también los sabía pero le había visto varias veces después, había abandonado aquello, y asentado quizá la cabeza y… el amigo de la frase le perdió la pista y mantenía en su recuerdo aquello, parte del pasado de aquella. Getionar nuestro pasado no es tan fácil como los que hablan ahora “tuneas un poco el currículum y para adelante”, gestionar nuestro pasado es hacer la relectura de todos aquellos falangistas que se hicieron socialistas cuando este partido estaba en las puertas del cambio y habían sido lo otro por que era lo que tocaba, lo que había, más palmarios fueron en aquellos años los currículus de intelectuales y profesores de universidad, que hoy no se si son lo mismo. Bueno, venía a decir que gestionar nuestro pasado en una existencia poliédrica no es tan fácil como meter unas palabrejas con calzador en un textillo, es decir quiénes somos y cómo hemos ido cambiando, esto, siempre y si, con los que con nosotros van es fácil, lo gestionan ellos, pero con los que tienen lapsus, impases de tiempo no lo es tanto. Gestionar nuestro pasado me parece estúpido que sea una preocupación de gentes leales y formadas, es más bien un asunto de débiles y torticeros. El pasado es pasado, pero nos persigue si, y nos ha dado el hoy, pero a todos cuando toca la moral filtra fácil, como el agua y enturbia. Yo estaba durmiendo cuando me despertó por teléfono un hombre del pasado, para un nada concreto y que gracias a eso me trajo al presente, era la hora de la conferencia de Alberto Garzón, el economista joven, vívido, ilusionista, el jovencísimo diputado pasadoo del 15M al congreso, y me fui a verlo: habló del pasado, de la evolución de Europa, de cómo se formó la Burbuja, de la rémora de la izquierda, dijo que la bici del capitalismo estaba parada y caída y que cuando se ponga en marcha tampoco nadie sabe dónde irá, que el trabajo es el de siempre, conciencia lecturas.... Tenemos la rémora del pasado a este nivel global o suprahumano, la rémora que también llevamos personalmente: ‘la que tomaba cocaína’. Es fastuoso más que grande hacer ver a los demás lo que queremos que vean de nosotros, orientarles y dirigirles para que vayan por ahí dando la imagen de nosotros que nos interesa, pero no es tan fácil, si eso fuera así yo sería rico. Nuestras acciones, nuestro día a día, la forma de entender del otro, su pasado también, les rebota nuestra imagen, nuestra persona (palabra que viene de máscara). El hombre que recordaba así a la mujer que ostenta el puesto ha traído a este mundo una criatura a la que tendrá que explicar, porque así lo mandan los cánones, un pasado que esa criatura apenas ha vivido y tan siquiera tiene, todo por la huella corporal, física, de esta criatura. Habrá de inventarse un pasado cohabitable con el que tristemente hay escrito en los papeles que algún policía o agente de lo que sea habrá inventado en su país de origen. A veces nos preocupa nuestra mala conciencia, a la que el malo de Pérez Reverte le dedicaba un buen artículo no hace tanto, esta sólo se quita con la buena conciencia, como yo estoy ahora, con ganas de escribir, pintar y follar, el problema es que me preocupa el futuro, y eso no me deja pararme en esto que les he dicho que me gusta, así que el tiempo que tengo no lo echo en leer a la hija de Punset, que si, se llama Elsa pero no me interesa, ese es su pasado: la hija de Punset, que lo gestione como le de la gana. Si no les preocupa el futuro, y si creen que controlan su pasado, cómprense el nuevo libreto que la susodicha ha escrito y ha puesto a la venta. Si han llegado leyendo hasta aquí, ustedes perdonen, este artículo se ha escrito sólo para pasar el rato, bórrenlo de su memoria, y de mi currículo. Buenas tardes.

2 comentarios:

Ébanen dijo...

Pues borrado queda, aunque ya forma parte del pasado, irremediablemente.

castelo dijo...

El pasado no se gestiona, el pasado solo se ha vivido, y ahora en el futuro de ese pasado, solo cabe interpretarlo, si es por el vividor, seguro tendra una visión. pero si es por los historiadores tendrá otra y los curiosos de ver que fué para adivinar que será le darán la mas cruel, por lo tanto, con el pasado solo queda una cosa. Haberlo vivido, el resto, depende de quien lo cuente.