lunes, 17 de septiembre de 2012

Tengo la intuición…

Yo no estoy esperando que Eurovegas venga a mi cochera, pero tengo una intuición, perdida esa esperanza, me viene en lo alto hacerme sabedor de que ha dimitido la artífice del negocio para Madrid, y también no se equivoquen, de los Teatros del Canal, para los que ironías de las suyas: nombró como director a Albert Boadella, el denostado en Cataluña, que, también ha dejado la dirección de su grupo, el llamado a ser el grupo Teatral Nacional de Cataluña. Ha dimitido Esperanza Aguirre, ya lo sabrán, una repipi que los compañeros de cuando éramos compañeros llamaban ‘La tita Espe’, cuando dirigía la educación en aquel primer consejo de José María Aznar, y mis compañeros lidiaban en los consejos escolares, contra sus propuestas. Ha pasado el tiempo y esta jovencita liberal ha sido una sucesión de políticas que yo no veo más que en populismo cuando voy a Madrid, porque no conozco Madrid, pero que ha dado, mucho, muchísimo juego como parlamentaria, en todos sus cargos, en todos sus rifirrafes, ha sido, es, y seguirá siendo -ahí mi intuición-, una concitadora de opinión, una trabadora de elementos comunicativos, como pocas quedan en las siglas de su partido, y por supuesto no existen en el de enfrente, a todo caso aquella inteligentísima Carmen Alborch. Aguirre era una correligionaria que introducía cada tres discursos uno con ‘boutades’ , igual le ha ocurrido en toda su trayectoria a Alfonso Guerra, inclusive con más gracejo este, pero la palabra castellana de cocido con oreja de esta hoy expresidenta ni dejaba, ni va a dejar indiferente a nadie, y no solo porque tuviera la vara de mando, el dedo acusador, y la firma autorizada, sino porque sus posicionamientos no eran exclusivamente tontos, ni por supuesto irreflexivos, sino fácilmente entendibles, oseasé claros, lo que a buena verdad falta entre los que mandan, y los que fiscalizan a los que mandan. A mi, verán, me caía incluso simpática, claro, ni sufro sus centros de enseñanza ni sus centros de salud o sus andenes, su salida de la escena va a bajar el ritmo cardiaco de la política de la villa y corte, por extensión de esto que llamamos España. Llegará la Pascua y retomará su días con familiares y amigos, y al nuevo año volverá a ser una tertuliana de primera, a hacer discurso político sin las virutas de un presupuesto. Tras oír su decisión he querido verla exhalando lágrimas y tambaleándose. La cuña opositura de su mismo madero, el que hace hoy un ridículo que le tacha en Justicia, ha tenido palabricas justas y ante el acoso de la legión que empuñaba micros y grabadoras no sólo ha tenido que decir ‘rompan filas’, sino que ha tenido que lanzar una ofensiva de manotazos. A esta sargento que se va, eso no le hubiera pasado nunca. Es una cuestión de pasta, y de cómo se va batiendo, con el tiempo, la pasta. Vendrán trasfondos como que es una comunidad arruinada la que deja, que los nuevos cambios que la ruina traerán acabarán quizá con esa administración autonómica en un lugar uniprovincial… miles cosas. Esperanza Aguirre se va pero se queda, ojo al parche.

1 comentario:

castelo dijo...

Se va diciendo que no vino para quedarse, pero ha estado 30 años, 40 estuvo el regimen pasado gobernando, con la GRAN DIFERENCIA, que a ella les guste o no a los madrileños cada 4 años la han elegido ellos. Pero lo importante, el quit de la cuestion, se va, porque ya no manda, porque manda mas el complijines y eso, una marquesa lo puede tolerar en una mesa camilla nunca ante un micrófono, por lo tanto, complejines, sujetate los machos que ahora tendras alguien que te diga que eres de derechas, no lo olvides nunca, de derechas, coño, de derechas.