Aquel
muchacho alemán, de Baviera, tenía gusto por las personas mayores y con arrugas
‘con esos ojos que han visto tantas cosas’, decía, y a mi me parecía una
disfunción. Aquel muchacho estuvo enamorado de mi, y sería por eso mi
menosprecio.
Al
tiempo, mucho tiempo, le recomiendo a un amigo que oiga los textos filosofo… de
Facundo Cabral, y este cuelga en su cuenta de red social una larga perorata del
recomendado en que afirman entre muchísimas
cosas ‘las arrugas que confirman todo lo que viviste’. Me sustraigo al
alemán, y esa simple cosa motiva estas letras, que sí son una dedicatoria u
homenaje.
Aquel
chaval de Babiera tenía un grupo de rock que se llamaba, a lo que logré
entender ‘La huella de un neumático o frenada’, Salían a escena con unos
vaqueros con el dibujo de una cubierta de rueda impresa. Allá estará en
Babiera, y espero que le vaya bien, era una buena persona. Más loco que una
cabra.
Otrora
unos amigos que tienen un grupo de rock con un nombre facilísimo, y entre ellos
mi amor, rebuscan en el baúl del tórax las dedicatorias para su bautismo
discográfico y a lo que me cuentan salen muchas.
El
asunto de las dedicatorias, a distinguir entre memorialismo, agradecimiento, reconocimiento
, condescendencia y distinción. Son siempre difíciles. Como que yo aterrice
bien en lo que voy a poner este año en las postales de Navidad, para los del
mundo de fuera y para los del mundo interior. Se puede caer en todo
calificativamente y se pueden olvidar importantes cosas moralmente.
Es
asunto difícil excepto para quien tiene cada día como decirse y desdecirse. Fueron
famosísimas siempre las menciones de Paco Umbral en sus columnas. Las gentes de
la corte corrían a ver si entre las negritas estaba su nombre, y hallados o ausentes
leían de arriba abajo o no el folio diario del procaz columnista. Lo importante
era estar.
La
intención de querer ser recordados y reconocidos es infinitamente humana y la
despreocupación existencial sólo de unos cuantos. Todos los normales queremos
reconocimiento: Andaban por las calles de Jerez los escritores Caballero Bonald
y Fernando Quiñones, cuando pasaron por la puerta de la casa de un insigne
artista y había una placa-meritoria. En estas Quiñones, que si, fue alabado por
Borges, pero no llegó a lo de Bonald, le dijo a este: ‘te imaginas lo que
pondrá en nuestras casas cuando ya no estemos aquí’, y el socarrón jerezano aún
vivo le contestó si: ‘SE VENDE’.
Tener
atenciones y atención dar en la tecla de quienes son parte mencionable y reconocible
de lo que hacemos, a quién es nuestra obra dedicable es harto fácil y harto
difícil a la par, yo lo hice con muertos, lo que demuestra más que nada una
cobardía, pero uso las contadas ocasiones que tengo para salir al público a
hablar de otros para homenajear a los que ni los oyentes ni los promotores
saben, incluso para homenajearme a mi, lo cual es el rizo del rizo.
Las
dedicatorias no está claro qué demuestran, si gratitud o agradecimiento, no son
un convencionalismo, menos hoy, pero son un género inclasificable.
Por
eso cada Navidad, en los previos, me asaltan canciones, canciones que en la
diametral contraria del globo terráqueo hicieron otros sin saber que me las
dedicaban a mi, de lo que estoy seguro:
¿Qué hago ahora contigo? De Silvio Rodríguez
¿dónde pongo lo hallado,
en las
calles ,los libros ,las noches ,
los
rostros en que te he buscado?
¿dónde
pongo lo hallado,
en la
tierra ,en tu nombre ,en la biblia ,
en el
día que al fin te he encontrado?
¿qué
le digo a la muerte
tantas
veces llamada a mi lado
que al
cabo se ha vuelto mi hermana?
¿qué
le digo a la gloria
vacía
de estar solo
haciéndome
el triste, haciéndome el lobo?
¿qué
le digo a los perros
que se
iban conmigo en noches
perdidas
de estar sin amigos?
¿qué
le digo a la luna
que
creí compañera de noches
y
noches sin ser verdadera?
¿qué
hago ahora contigo?
las
palomas que van a dormir a los
parques
ya no hablan conmigo.
¿qué
hago ahora contigo?
ahora
que eres la luna ,los perros,
las
noches ,todos los amigos.
Y ‘Monólogo’, que ya la
utilizaré para otra cosa.