sábado, 26 de septiembre de 2015

Un ventarrón de alegría

Me voy a la playa a hacer músculo y el bueno de Gabo me regala el titular al detallar él una situación familiar que sí que lo fue, pero me lo apropio porque cuando una tiene un serial de días ácimos se agarra a cualquier azucarero.
A la noche hay luna llena pero desde el martes ha ido creciendo. Ese primer día un wassap avisa de que el hombre que salió ardiendo era el hijo, nieto y sobrino de conocidos, apreciados. Parece mentira, el que suscribe se ha confeccionado un duelo a lo lejos en Sevilla mismo, donde creía que terminaría la noticia, y mira me  cuentan la verdad mientras voy a recoger huevos, óvulo, y a echar más tierra encima de las papas, bien ocultas y regadas germinan y se reproducen.
Como somos mu españoles después de la misa nos fuimos a beber mujeres con problemas de sitio, hombres con tontunas de no ser los engendradoras de vida y una amiga masculino-femenino que siempre arbitra.
Uno a veces calla porque el amigo que entró de aprendiz a un taller donde tenía el banco de trabajo inscrito: ‘planteamiento, nudo y desenlace’ abandonó el oficio, descubrió creo la pregunta: ¿hay vida antes de la muerte? Y está encontrando la trastienda de la cantanta: “y tu no te maquilles con palabras para consolarme (convencerme)”. Ha dejado de inventarse cosas y me ‘obliga’, casi, a quedarme callado.
Pero por muy listo que fuera no voy a  terminar como el mudo de Blancanieves., Decidí el jueves llamar al padre que había visto perderse para siempre a su hija (otro caso). Me enjareté a la tarde al acto social y cumplí lo único que me dijo que necesitaba.
Después de los despueses a veces te sorprende una propuesta: Invitado al espectáculo del ilusionismo del  cuerpo humano a entrega del vidente, acabamos bebiendo, en el interacto una víctima de sus deseos cree que le mencionan por los teléfonos celulares, los que tienen necesidades  verdaderas se aburren ante un WC. En el remate los casados hablan de los de la mesa de al lado, la familia es así, el camarero es en exceso amable, lo que confunde… Las ya enviudadas parecen estar en el mercado. La mujer que en mi familiaridad masculinizo cuenta una verdad horrenda: desayunando cae a su lado y el de su marido una mierda del… cielo.
Los wassap que juntan a los primos, los ex del trabajo, los que se conocieron en la sociata de singles habían expuesto para mi la fotito de la niña nueva en otro grupo de wassap, el de mi mismo apellido. La recién llegada al ruedo está en brazos de su padre, el hombre decidido. Es Blanca, la que me da un título nada desdeñable: Tíoabuelo.
Ha sido una brisilla de aire fresco, pero empezó la semana como para atribuirle ese ‘Ventarrón de alegría’; en esto le doy la razón al aprendiz que abandonó el oficio. No es un cumplido, es un despejar el ombligo de pelusas y el abandonar mi ironía de ‘Latinoamérica Viva’ como slogan. Somos un continente que lleva la muerte a cuestas. Siento decirlo. Un niñillo me hace reír: https://www.facebook.com/1454012398227229/videos/1454691118159357/. Y me digo: no todo está perdido, soy sólo yo que me empeño en repujar a letra lo que me voy sabiendo. Solo por provocar a la parentela, los inductores, los no sanados… y socorrer al viajero, a los que no leen azucarillos y a los que cobran del Estado o se han quedado sin pareja, o ambas cosas, mi caso de forma transitoria. Hay luna llena, un pan ácimo bañado en fondant, ¡qué gloria!

jueves, 24 de septiembre de 2015

Ángel Garó, padre del chino de GH


Parece que Ángel Garó le adoctrinó antes de entrar en el reality que se llama Gran Hermano (GH en adelante) y que promete grandes desenlaces.
Han, un chavalito chino y gay sería el miniego de Chikito Nakatone, el japonés que el humorista gaditano propuso en 1,2,3 y que sin duda más partido le ha dado a su larga carrera. Hoy apartada del pantallazo, excepto aparición  fortuita en algún programa de trasnoche de tv.
Han, el chino real, enamorado del guipuzcoano es fijensé bién el personaje de Garó metido en una cocción de reducción, para que cupiera en el molde.
Si ganara el reality que se llama GH: Me meo, pero estilo propio del humorista de luto con los pelos de pincho: con las manos en la entrepierna y reverenciando el tronco.  Que dios los junte, en esa tele, y que todos los veamos al unísono.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Agradecido





El estilo de vida. Eso era lo que más me resonaba y me resuena de aquella organización. Cuando se interpelaba a ello, fundamento.
Nunca me había visto impedido, ninguna eventualidad. Una fiebre de dos días, ¡plis! Así que en el trance de necesitar no cosas estrictamente de subsistencia,  pero sí del apoyo para que los rasgos de lo que me constituye se mantuvieran, quiero agradecer:
A mi hermana Ani su denodado acompañamiento,  su entrega y sus muecas, su venir con agrado a limpiar.
A Jesús, por tomarse un cargo que no sé cuánto sería con gusto. Mantener la granja.
A Antonio, por venir con valentía y buen ánimo a pinchar en la barriga.
A Manolo y a Sergio por sus trasportes y tramitaciones administrativas.
A Jose por desplazarse lejos para cerrar un grifo y a Encarni por pasar del asueto a planchar camisas.
Y a todos los que han venido a visitarme, han llamado y se han quedado a comer, cenar o tomar café, y han intentado entretenerme o divertirme o simplemente acompañarme.
No tengo ninguna pinta de rockero ni de madrileño. Así que me voy a la isla, ya que no me rodea el miedo a nadar. Y os agradezco lo hecho por mi. He vuelto a cantar: TE DOY UNA CANCIÓN

Como gasto papeles recordándote 
como me haces hablar en el silencio 
como no te me quitas de las ganas 
aunque nadie me ve nunca contigo 
y como pasa el tiempo que de pronto son años 
sin pasar tú por mi, detenida

Te doy una canción
si abro una puerta
y de las sombras sales tú, 
te doy una canción de madrugada
cuando más quiero tu luz,
Te doy una canción 
cuando apareces
el misterio del amor
y si no no apareces
no me importa 
yo te doy una canción.
Si miro un poco afuera me detengo
la ciudad se derrumba
y yo cantando
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar
que me distraiga, 
creen que lo digo todo
que me juego la vida
porque no te conocen
ni te sienten.
Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar,
te doy una canción
con mis dos manos
Con las mismas de matar,
Te doy una canción
y digo patria
y sigo hablando para ti,
te doy  una canción
como un disparo
como un libro
una palabra
una guerrilla…
Como doy el amor…

Silvio Rodríguez

jueves, 10 de septiembre de 2015

Alta hospitalaria


En la puerta solo se explica en qué casos se aplica la extrema unción, ni las hora de catequesis, ni cómo se entona el ‘alabaré’. Así que se imagina uno el público que asiste al espacio específico, y puede ser incluso un diagnóstico de lo que el juego alberga en cada casilla.
No es grato entrar en un hospital ¿verdad? Pero si hay que ir se va. Esto es como los entierros siempre tienen un componente de cena de compromiso, a no ser que uno sea un tarado. Y eso fue lo que me pasó, rodilla en ristre más de un año. Entro a la habitación sin comer desde antes de las ocho y saludo a Mansur que ya estaba allí, no se desde cuando.
Me agasajan con pijama y batona, gasto en la tele el valor de ‘un día’, pero sigo de sport cuando la simpática enfermera me dice “póngase directamente el mandilón, entra el primero, a las tres”, y me encamé directamente, empecé a gastar del monedero de pared y se me empezaban a gastar las palabras cuando me pusieron el gotero y me endiñaron una pastilla.
Dije “hasta luego” cuando el grandón quitó los frenos por animar a Mansur, mi acompañante, y se vino conmigo la buena y grande de Ana, que es mi hermana. Los del turno de antes no habían dejado bien la sala de operaciones así que en la cámara frigorífica pasé más tiempito del que estimaba el equipo, y se retrasó todo.
Tres pinchazos que van a acabar con mi afición taurina, lo pronuncié en voz alta, comenzaron a adormilar las extremidades inferiores, el gran reloj con trazas de báscula antigua marcaba las cuatro menos cinco. Lo volví a ver  cinco minutos antes de la hora de los festejos más populares: las cinco de la tarde.
Mientras mis piernas despertaban comenzaban a llegar otros usuarios de mismo trance. El doctor García Bisbal había reestructurado mi menisco y tapado un agujerito en otro hueso. ¿Un agujerito? Sí, eso mismo. Me despedí de la hermana de Suánes, qué encuentro y qué casualidad que veinte años después me vió así, tumbado, maltrecho, en sus manos, cuando yo la he visto saltar a la comba y un tanto antes se despidió mi cuñada, que filialmente sacrificó una parte de su día de descanso.
Devuelto a las sexta, planta del hospital -no la cadena televisiva, que todavía no me han invitado para contar el caso-, me veo en la obligación de pedir algo que comer, ¿ustedes me dirán? ¡desde las ocho de la mañana! El compañero de suite no está, fumo con descaro, ante la ventana si, era posible moverse.
Me suministran dos natillas y unas galletas. Vuelve Mansur. No se pone la tele, hago una parte de mi lectura ‘Vivir para contarla’, hablo bajotono con mi hermana y al fin caí.
A la mañana se respiraba que me mandaban a casita -le pregunto al educado y paciente, casi amigo empático, de la cama contigua, que era de color negro-, que cómo está de lo suyo, ya reparado, y me contesta que bien. Al poco llega el médico, yo ya vestido, sin vía abierta y vestido de calle y me explica lo que tengo que hacer fuera de ese sitio tan simpático que se llama hospital, y veo que al bueno de Mansur le consulta que con quién vive que tendrá que estar un mes postrado, y le afirma que también lo manda a casa. Al irse el médico me entrometo cuestionando  que si quiere/puede irse y me dice que si, que es lo que desea. Nos saludamos de mano y me encaré al ascensor, no sin entregar con cierta sorna la pulserilla que me pusieron en recepción el primer día, como de hotel con todo incluído, lo hago a la misma simpática enfermera que veinticuatro horas antes me había cogido la vía.
Mientras miraba los números al rojo vivo indicadores de a la altura en que andaba el cajón que me llevaba a la libertad, me olvidé que bien cerca estaba la receta  de cuándo se administra el último sacramento.
Era casi la hora normal de comer cuando decidí homenajearme, tomé una solomillo de novillo fresco, bravo, como a mi me gusta, pero bien hecho, se me olvidó el juramento ante la anestesista, y rematé con un café corto, que traía un acompañante que portaba un mensaje filosófico: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, lo desleí sobre el oscuro fondo líquido y arrugué el papel que había escrito otro, un gran pensador, sin duda.

lunes, 7 de septiembre de 2015

De qué índole


Hoy a penas se usa el término, que se ve como inquirir molestamente, y puede que el interlocutor te tire un pedrusco y te melle una paleta, dejándote feo. Pero era una base imponible en cualquier entrevista de anteayer. Pero hoy todo huele, brilla y da esplendor, bien.
Me encuentro por casualidad una entrevista a un amigo en la contra de la Voz, la periodista hace un perfil, no una entrevista, donde se deduce entre otras pocas cosas que le da jabón,  calificando de claros y valientes los comentarios  indocumentados del perfilado, digo a tenor de lo que he leído desde lejos un día en el Facebook del personaje. Tampoco se justifica a qué el perfil-entrevista, pero es auténtico y  palmario y verdadero un hecho: haber abandonado su ciudad porque estaba perdido, y haberse encontrado en una gran ciudad, en el anonimato, con este conozco varios casos con igual resultado ante la misma medicina. Y  supone una gran cura para mi oír que él que fue nacionalista andaluz diga que no entiende esta opción: los nacionalismos. Lo dijo ya un intelectual de rango: “el nacionalismo se cura viajando”. 
Hoy se muere Ruiz Mateos, el empresario, ya saben, del Opus, y con las cachazas familiares la capilla ardiente se instala en Las Hermanitas de Los Pobres de El Puerto de Santa María. ¿Les resulta raro? ¿Es un hecho contradictorio? Una provocación, bien mirado. Pero acaso las monjitas no tenían nada que oponer, acaso dos días a la semana había natillas duhl para sus internos, por Pascua bombones Trapa y en la Feria del Puerto: Fino San Patricio. Todo lo que he puesto es demagogia, quizá solo era un hijo de Dios, y la residencia de ancianos en que es el velorio un buen sitio para conseguir ‘la intimidad familiar’, y aunque no haya pasado allí ni una noche en vida, comparte con los que están en el final del camino que por gusto y en una cura de humildad quiere experimentar con ellos su penúltima morada, lo que se llama un ejemplo.
Se casó mi sobrino, me alegró. El periódico de la contraportada antedicha se iba a hacer eco y se ha hecho al tiempo, porque la feria de nuestra tierra, no siendo la de El Puerto, levanta cualquier otra información, ni más, ni menos relevante. Facilité las fotos y en un ataque de orgullo una mía que no me deja muy bien, estaba borracho y riendo,  pero que me deja como el benefactor del sarao, nada más lejos, y que el hermano del ‘que hizo los votos’ parece un nuevo Corleone que va a heredar lo que me haya quedado en el paraíso fiscal.
Tan lejos de la realidad está que yo haya podido hacerme cargo de los fastos que fundamentaron  la boda de Álvaro García, como que pido boñigas de caballo para no pagarlas, y no me llegan porque quien las ofrece no es la propietaria ni de las boñigas ni de la cuadra. Así que las rapiño directamente y las emborrizo en los caballones de mis patatas que espero estén para diciembre.
El olfato que apenas me falla ‘aún todavía’, que decimos los finos, me propicia una foto con Bisbal, foto que me importa tres leches pero ha conseguido 2.600 visualizaciones. Lo que en términos de audiencia es un gran avance. 
Hablo de inmigrantes y de refugiados, mientras me tomo un vermú en Casa de Lola y me cuenta como el racismo y la extrema derecha van en aumento, esto es una apreciación no contrastada: por la actitud de una única mujer, y cuando voy a la farmacia a ver lo que da la romana antes de reparar mi rodilla una señora de mediana edad dice: “lo que nos faltaba, los refugiados, todo por una foto de un niño ahogao, que de los sirios… de esos me espero hasta que los padres hayan tirado al niño para que se ahogue” ¿Tendrá hijos? La hijadeputa. 
Yo que creo que no creo,  ¡Dios me guarde! Me encuentro en que ya me acanalan la rodilla tras crujir, hace algo más de un año, por conseguir una foto que a penas tuvo valor bien vista. Me acompañaba el bueno de Manuel Carmona y oímos la quiebra que ahaora si no se va a reparar se va a despojar. Para el trance he plantado, queda dicho, he aclarado el comedor, he recibido llamadas y mensajes preguntando por mis nervios y me queda intentar que refuerce pronto y volver a la lucha. Echaré de menos un tiempito ver a los que pasean perros, el último cigarro en el terrao, hacer como que paseo y estar trabajando, y algunas cosillas más. Me acomodaré al ámbito de la casa en la que nunca me caerá el techo encima, según mi madre, y usaré el trance para rehacer y ordenar otras cosuchas.
El folio me ha salido largo porque la entrada no tenía una naturaleza única, pero si yo me hubiera entrevistado no me hubiera dejado pasar ni un por qué. Quien lo probó lo sabe.
Salud.