sábado, 8 de octubre de 2016

Hemos decidido. Yo estoy muy cualificado

Ha sido muy oportuno el premio, pensamos todos, pero el presidente puso en solfa su trabajo anterior ante el refrendo de su pueblo. Si, el que ha ido a decir NO. Los que hayan sido, los que han querido.
Estamos a un punto, en esta otra parte del Atlántico de pedir el sufragio cualificado, que los liberales explican muy bien “mi voto no puede valer como el de un indocumentado” (se entienda por indocumentado una persona sin conocimientos como los que le piden en los exámenes de España a los inmigrantes que tenían que regularizarse, véase un exámen en internet). Si no sabes eso como te vas a pronunciar sobre eso, para cuatro años, para el fin de algo, para la autodeterminación de alguna otra cosa.
Los tontos, los que considero tontos, también pueden votar. Yo viendo Gran Hermano también, no me lo impide, pero yo tengo una conciencia clara, no necesito tecnócratas ni eruditos. Yo no me equivoco, por eso dije en la entrada anterior lo que voy a hacer si me invitan otra vez, cosa que no va a pasar.
Estoy tan en lo cierto que sigo oyendo a Pablo Milanés, y a Ana Belén y a Víctor, eterno Víctor, que suenan mientras aporreo el teclado. Pero soy un desclasado, esto lo hago para disimular.
Decía al principio lo que le han hecho los suecos al colombiano: validar lo que su pueblo le ha invalidado (no es su pueblo, ha sido solamente un 30…. Que te jodan loca del coño). Su pueblo, el que ha ido a votar.
Decía sobre esto mismo que les sigo restregando, el politólogo-sociólogo-periodista (esto último bórrenlo, no es nada) Ramoneda que con ese asunto de la tierra del café y de la coca y lo de la abstención nuestra de los descabezados se abre la invalidación de la decisión de la soberanía, algo así, para ir camino de lo que he dicho de los liberales.
Hay otros apuntes sobre la idoneidad del criterio de quien tiene para elegir un palo corto o un palo largo, porque no se vayan por las ramas, al final se trata de elegir. Y si no: que inventes tú. Como yo, que estoy aquí diciendo esto porque no tengo ganas de limpiar la casa y como no soy un gandulazo tirado en el sofá, pues me da por aquí: un palo corto, más corto que el de la fregona. Si, decía que se puede elegir pronunciándose sobre lo que hay y tenemos, en mi caso un ordenador y una fregona.
Los catalanes del sitio en que han descabezado a uno de Madrid, van a hacer lo contrario de la disciplina orgánica, se creaba por ayer el debate radiofónico sobre eso de ‘la disciplina de voto’. Yo siempre me debatí entre si el acta debe ser del partido o de la persona preeminente (yo pasé en un partido como dieciocho meses, no más). Me decanté siempre porque fuera de la organización, pensando a su vez que puede ser tanto o más perversa que el hombre solo, o unido a otros pocos. No lo tengo claro, como tampoco si debemos ser presidencialistas de una putavez en lugar de este aspecto engañoso de si en el cartel, no en el plantel.
Me encuentro también por ayer a un torero (parece que todo sucedió ayer). Este hizo una cosa muy fea, por una depresión real “estaba llorando sin saber porqué”, no fue a ejercer su trabajo, quedando en entredicho y… perjudicando, ¡claro!, su carrera. Le digo que bueno, tiene a sus dos hijos delante, a veces se cambia… Le digo al fin que el periodista, a este lo ponen con mayúscula, Manuel Alcántara, escribió ayer: “El miedo ha evitado muchas muertes”, pero él no me entendió, o no quiso. Se va después del puente a Perú a torear.
Hará un año, en este mismo lugar, a uno que creía cuando era más joven pero tenía el mismo pelo (en el resto del cuerpo no en la cabeza), en el nacionalismo, y le hice un chiste, me puso a caldo con asuntos de mariconeo. Creer que uno hace bien de comer no quiere decir que tenga buen gusto, como tener un oído afinado no quiere decir tener la voz afinada.
En un batiburrillo nos amparamos unos en otros: “hemos decidido” como si fuera una asamblea del insti en los noventa; Cuando la Espe o Javier Solana (mira si llegó lejos este) estaban al frente. Somos tontos del culo y trasnochados. Lo que nos deparará la organización del mañana, pero mañana mañana, no se vayan a la playa, está por ver. Lo que queda claro es que si no quieres saber como le han unido las tripas a Miguel Cabeo, no preguntes, se vive más feliz.

Hazte la tonta hasta que te toque a ti. Entre tanto ponte muy preocupado: “Juntos de la mano se les ve por el jardín”, cantan a dos voces estos.

1 comentario:

castelo dijo...

Los batiburrillos los llamaba un amigo mio Yepadas, o sea, cosas que dice Yepes que solo las entiende él. Y quizás sea verdad, ni bueno ni malo, pero verdad, lo que si me queda claro, es que Premio Nobel de la Paz a uno que se la han jugado con la misma en su pais. Un torero que por miedo (600 kg de carne vivos de frente y unos cuernos más grandes que los de ....) toreará en Perú que no lo conoce nadie, que Victor y compañia siguen cantado, que el Presi en funciones, pero Presi, sigue danzando esa danza macabra del aquí y ahora mando yo, mientras los bailares se matan entre ellos por ver quien es la Vedette que baja las escaleras toda cubierta de plumas Que Miguel Cabeo cuando no tiene una le aparece la otra, que preguntar implica ser consciente, y sobre todo, que te gusta poco, muy poco limpiar. Suerte.