miércoles, 24 de agosto de 2011


Crónica de un tiempo. El cronista obvia por un instante al narrador. El oficio de las letras de molde, al ser disolución de minerales, busca musas. El narrador incipiente quiere hallar verdades oblicuas. Los encuentros minerales merecen fuerza, o sea pulso, pero para eso hay que haber vivido alzando el vuelo. Eso lo sabe bien el cronista. El otro sólo espera, como un pimpollo, que le den alas. El tiempo ha dejado caer sobre la estampa gotas de sangre y de semen, que como es obvio no se ven, los huevos fecundan así, las fotos no. El cronista no lo dijo, pero el narrador, aún pimpollo, detectó que en esos encuentros sólo se da el ‘apunten’ y, al echar unos pasos atrás, el ‘fuego’. En las mesas de los bares está el campo de batalla; ganar lo da sólo un oficio, ya saben, así que el pimpollo le felicita por su crónica ‘El asesino sabe más de amor que el poeta’. Y en el encuentro alguien estaba: ‘soñando la sinfonía de una melodía que no está completa’, quizá era el fotógrafo, que aunque no lo vean, estaba allí. (Foto: Flax)

2 comentarios:

Ébanen dijo...

Hay asesinos que de amor pecan, hay poetas en cárceles de amores anónimos, como tu y como yo y como parte del resto. Hay padado, y razones para no odiarnos. Pero sobre todo razones para amarnos y querernos, para disfrutar de lo compartido en experiencia mutua y para solaparnos en sentimiento; hay razones para cortaras de un tajo las venas y las hay para viajar a "islas desiertas de amor" que no espero sea así!!!!!!!

castelo dijo...

No es el tiempo lo que pasa, sino la experiencia, y eso, nos hace viejos, nos guste o no, porque sabemos mas, y somos mas resabiados, a la vez que creo nos vamos dejando querer, ahora el semen ya no mancha las letras de las canciones y la sangre crea pactos de honor, ahora, nos toca hacer real tanto virtual encuentro. Que Savina y tu os volvais a encontrar y yo este invitado a la fiesta.