lunes, 19 de septiembre de 2011


La canción protesta. Está harta, hartísima de ser la manoseada, la desgastada y de que ellos, aquellos otros que las usan una detrás de otra, se lleven la plusvalía, su generación de riqueza. Desde el año de la nana en que eran dóciles, porque quienes protestaban eran los niños que al final se rendían ante ellas, las canciones protesta no han dejado de crecer y ser maltratadas por la autoridad. Ahora este buen hombre, con sus pies de peregrino pasado por un salón de belleza, les hace algo de justicia durmiéndolas como una buena madre que si consigue lo suyo, sabe que mañana será otro día. Merece el crío la cruz de Santiago o la de Santa María la Mayor. En un sarao civil, eso si, con los padres de la patria puestos en pie y reverenciándose. Besándole los pies sería mucho pedir.

1 comentario:

castelo dijo...

"vamos hudiendo en las palabras las huellas de los labios para poder besar" nos cantaba Labordeta en ese somos. Hoy nos besa en los labios con su música, ojala fuera con sus labios, este muchacho andaluz, descalzo y con guitarra. Que la poesia musicada nos siga besando, aunque sea imaginariamente.