sábado, 24 de septiembre de 2011


A por el mar, que ya se adivina. Van con prisa, quieren coger las primeras horas de sol y el baño caldeado de la noche, no es el crepúsculo, sino la alborada la que apetece el mar, a por el mar de uso turístico. Les persigue, sabiendo que son consumidores, el hombre que no se embarcó y que quiere, lo más pronto posible, desentenderse de las cuatro cajillas que le quedan, pues otros veraneantes, más madrugadores se llevaron las otras cuatro hace unos instantes. Aquellos cinco, cuatro en el coche y uno en la moto, no le hacen caso se van ‘pirlaos’ a por el mar mientras él va a ir así, arrastrando el género, hasta cerca del castillejo, voceando sincopadamente: ‘Hay pescao vivo, oiga’. Mentira podría. (foto: sustraída por Ébanen)

1 comentario:

castelo dijo...

A la mar, ya solo le quedan sus pescadores, el resto ha ido recogiendo sus bártulos hasta mejor tiempo, pero ellos, los de las redes, los del pescado fresco, estarán ahi con frio y con calor. Porque ellos, el agua y la sal son la mar.